La dicha de poder enseñar … la experiencia en Prosperanza

A finales del mes de agosto del 2017, «tropecé» en las redes sociales con el perfil de la Fundación Prosperanza. Me llamó muchísimo la atención que sus contribuciones van dirigidas a la mujer dominicana; pero no regalándoles comida, ropa, ni nada material, sino que transforman sus vidas a través de la educación y el empoderamiento. Llevan educación y formación gratuita a través de talleres técnicos y vocacionales cortos, que les permiten a las participantes emprender un negocio propio desde sus propios hogares, ayudándoles a despertar cambios en sus vidas y las de sus familias. Promueven la superación de la mujer como eje de la familia dominicana, proporcionándoles las herramientas que la ayuden a inspirarse y andar por caminos llenos de oportunidades para que logre alcanzar sus sueños y una vida mejor para ella y sus dependientes.

Se preguntarán como me pregunté yo, y ¿Qué enseñan? ¿Cómo logran capacitarlas? ¿Quiénes las capacitan? Pues voluntarios de diferentes áreas de los negocios, así como  artesanos imparten sus conocimientos de forma gratuita y desinteresada; personas que como yo, nos sentimos identificadas con esta noble causa. Como mujer y como madre, sé exactamente lo que se siente querer darles a tus hijos una mejor vida, pero encontrarte con obstáculos que impiden que logres tus sueños y metas. Encendemos esa chispa, y la mantenemos encendida.

Sin dudarlo, me dirigí a ellos, y me reuní con Judith Cury, donde fijamos fecha para mi primer taller de «Accesorios para niñas». Y así, entre los meses de septiembre y octubre pasados tuve la oportunidad de convertirme por primera vez en maestra de un grupo maravilloso de mujeres, todas con un hambre de aprender, y unas ganas inigualables de superarse; unas divorciadas, otras viudas, otras sin trabajo e hijos que mantener, otras con hijos con discapacidades que les impiden tener un empleo tradicional, y otras que como yo, simplemente aman las manualidades. Fue un mes intenso, donde impartí cuatro módulos, desde confección de lazos con diferentes técnicas y materiales, flores de tela, coronas de flores, y para mí la más importante de todas las clases: cómo aprender a calcular tus costos, cómo poner precios de los productos hechos a mano, cómo empacar y presentar tus productos, y cómo fotografiarlos. Cada una de esas mujeres se llevó a casa conocimientos y técnicas nuevas que le abrirán las puertas para un mejor mañana.

El mejor regalo que podemos dar a alguien es el regalo de la educación, enseñarles a pescar por sí mismos, ser autosuficientes e independientes. Convertir esas mujeres no sólo en entes que producen ingresos, sino en un ejemplo para sus hijos, y los hijos de sus hijos. Y yo a través de esta experiencia definitivamenre descubrí la dicha de poder enseñar, de dar sin esperar nada a cambio, de llenar mi corazón con la satisfacción de ayudar a otras mujeres a superar las barreras de ser mejores personas para sus hijos y nuestro país.

«El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará«. -2 Corintios 9:6.

C.-

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